miércoles, febrero 28, 2007

el hotel

bajamos las maletas de la panga, arrastramos los pies por el muelle hasta tierra firme, donde un policía nos pregunto por nuestro sitio de origen y documento de identidad, con la cara y el cuerpo llenos de sal y cansancio, caminamos veinte metros hasta el hotel de doña triny, justo al lado de una iglesia blanca y azul con unas pocas sillas, preguntamos por alojamiento y berledys (no sé si la ese final era opcional), nos guió hasta un cuarto en el segundo piso, con una cama doble y dos camarotes, dos ventiladores y unas repisas de madera, baño con ducha y sanitario, todo muy bonito, muy cómodo y muy limpio, -bueno pues berledys cuanto pagaríamos por esta maravilla? en esta época son veintemil por persona cuarenta si quieren incluir alimentación, o sea el desayuno y el almuerzo o el desayuna y la cena. nos miramos y sin buscar más ahí mismo dijimos que si, cerramos con seguro, prendimos los ventiladores, cerramos las cortinas y nos tiramos en la cama a hacernos mutuos body shots (sin alcohol), finalmente luego de quitarnos la sal de cuellos y labios y otros sitios también húmedos y salados nos dimos cuenta de que apestábamos a mar y sudor y ganas apaciguadas.

la ducha, la sensación de agua en el cuerpo, luego de nueve horas de carretera y tres horas de mar fue muy reconfortante, tanto que luego de la ducha, volvimos a recorrer los sitios que antes estaban salados y que ahora están dulces.

salimos del cuarto, reclamamos las llaves y caminamos hacia la izquierda alejándonos del muelle principal, caminamos sin rumbo fijo, bordeando la bahía, encantados con la tranquilidad y la falta de turistas y vendedores y niños gritando y tantas cosas que pueden mandar al carajo unas vacaciones en la playa, caminamos hasta una casa abandonada y nos devolvimos, vimos más cabañas, casi todas a quince mil por persona y treinta con comida, pero no tenían ducha o no se veían tan cómodas y limpias, satisfechos de la decisión tomada, paramos en la "náutica cabo tiburón" un sitio donde alquilan bicicletas marinas, botes, caretas, venden cerveza a dos mil y pargo a doce mil, un par de cervezas primero y luego un pargo gigante con patacones y arroz y limón y sal de limón que teníamos, tengo que confesar que me chupe cada uno de los dedos al terminar, hacia mucho tiempo no me comía un pescado frito y me supo riquísimo, al terminar decidimos ir al hotel a descansar un poco, nos acostamos a las 1600, a las 2030 fuimos al baño por turnos, nos cuestionamos si queríamos salir y terminamos por dormir hasta el día siguiente a las 700 hora en la que nos despertó un concierto de pajaritos que podría jurar estaban al otro lado de la ventana riéndose de nosotros.

y esa fue la primera noche en el hotel.

2 comentarios:

  1. Esa dormida de 15 horas... nunca pensaste que podía pasar pero fijate tú!

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  2. Anónimo9:51 a. m.

    qué éxito de hotel. qué éxito de paseo.

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