en los tiempos en que todavia era novio de hanna, ibamos a meditar a la casa de un bioenergetico, un man calvo, con barba y gordito, mas o menos en los treinta, vivia en un segundo piso con su máma de él, mientras iba llegando la gente, el se comia una arepa con mantequilla y quesito, la gente se quitaba los zapatos en el primer piso, todos ya mas o menos nos conociamos, casi todos ya habian pasado por los cuarenta, entonces no habia mucho en que distraerse.
antes de comenzar la sesión, poniamos en el piso unas colchonetas plasticas negras y algunos cojines para descansar el coxix, algunas veces permaneciamos sentados otras acostados (casi todos terminabamos roncando), se disminuia la luz y mientras tanto la cabeza se bañaba con la luz de moda para esa semana, amarilla, azul, rosada, verde. mientras el cuerpo se llenaba de luz, en una grabadora con cd y casetera el man ponia algún cd con sonidos de delfines ó de grillos ó del mar ó cualquiera de esos sonidos que uno encontraría desesperantes en cualquier otra situación. unos cinco minutos despues se empezaban a dormir los pies, todo empezaba porque las venas del empeine no estaban irrigando bien, luego la sensación subia a los muslos y a las nalgas (no hay peor sensación que el de la nies cuando decide entumecerse), en ese estado de relajación mental e incomodidad corporal permaneciamos unos veinte minutos, mientras el man que se habia comido su arepa iba hablando y guiandonos por recorridos donde casi siempre se bajaban escaleras, se abrian puertas, se hablaba con alguien, se leia de algún libro, y luego se regresaba por donde se habia venido. lentamente la mente se despertaba y la nies gritaba de alegria por volver a sentir un flujo sanguineo normal, para terminar todos nos abrazabamos uno a uno, en esa época conoci lo que es abrazar a una persona floja de carnes. no dejabamos plata, simplemente nos despediamos y hasta la proxima semana.
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