En el cambio de año decidí atender el llamado de la paciencia, moverme lento casi sin respirar, como si fuera yoga, como si el movimiento fuera superfluo. La paciencia además de ayudarme a sudar me ha ayudado a no irme lanza en ristre contra el mundo, a bailar mientras los carros no se mueven durante horas, a quedarme callado ante la rabia ajena, a comerme los kilometros como si fuera una maratón, la paciencia es buena.
Feliz año lectores.
Feliz año, leído.
ResponderBorrarVoy a su tierra del 10 al 17. Se reciben propuestas.
uchooooo
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