A la salida del Luna Park un cronopio advierte
que su reloj atrasa, que su reloj atrasa, que su reloj.
Tristeza del cronopio frente a una multitud de famas
que remonta Corrientes a las once y veinte
y él, objeto verde y húmedo, marcha a las once y cuarto.
Meditación del cronopio: «Es tarde, pero menos tarde para mí que para los famas,
para los famas es cinco minutos más tarde,
llegaran a sus casas más tarde,
se acostaran más tarde.
Yo tengo un reloj con menos vida, con menos casa y menos acostarme,
yo soy un cronopio desdichado y húmedo».
Mientras toma café en el Richmond de Florida,
moja el cronopio una tostada con sus lagrimas naturales.
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